¿En verdad nos duele e interesa la familia?
Según la
opinión de muchos docentes, madres y padres no identifican el tiempo necesario
y prudente para las visitas a la Escuela, algunos frecuentan demasiado la
Escuela y permanecen mucho tiempo en las visitas, sin embargo, otros acuden por
tan poco tiempo, que no se puede conversar un tema con ellos, y el volverles a
ver la cara es bien difícil, a menos
La
participación de la familia en el proceso educativo de la Escuela juega un
papel muy importante para el logro de los aprendizajes, provoca efectos
diferentes y de grandes beneficios el mantener una frecuencia y consistencia y
la visita y participación en el proceso educativo de sus hijos.
Desde el
ministerio se propicia diversos escenario para la integración de los padres
porque ese papel constituye una complicidad muy significativa ente padres y
profesoeres.
En todos los
niveles la integración puede ser clasificada, en la educación inicial el efecto
es mas positivo sentir el centro escolar como algo propio; la existencia
de altas expectativas académicas con respecto a los hijos; supervisión del
trabajo escolar por parte de los padres; y tener una comunicación
accesible y frecuente con el profesorado.
En Enseñanza
Primaria y Secundaria Obligatoria, los modos de participación más efectivos son
los siguientes: 1°) altas aspiraciones de los padres con respecto a la
educación de los hijos; 2°) sentir el centro como algo propio; 3°) dar autonomía
a los hijos para realizar las tareas escolares; 4°) existencia de un buen
ambiente de estudio en el seno familiar.
Resulta
llamativo que en las tres etapas analizadas y en los tres tipos de colegios
(públicos, privados concertados y privados no concertados) no tengan ningún
efecto positivo ser socios del AMPA, asistir a las reuniones del colegio, ni
tampoco participar en el consejo escolar. Asimismo, es interesante constatar
que el peso de cada una de las modalidades de participación en los resultados
académicos de los hijos es superior en las familias de alto nivel de ingresos
económicos en aquellas formas de participación que han resultado positivas, e
inferior en las que resultaron nulas o incluso negativas. Por último, los
resultados muestran que en los hijos de padres inmigrantes todas las
modalidades de participación familiar no poseen ningún efecto positivo en el
rendimiento académico de sus hijos, llegando a ser negativo en la enseñanza
secundaria obligatoria.
Comparando esos
resultados con los encontrados en los estudios que los autores revisaron a
nivel mundial, se comprueba que, aunque en dichas investigaciones hay
discrepancias entre unos y otros investigadores, en líneas generales coinciden.
Algo semejante ocurre cuando se comparan esos resultados con los extraídos del
Informe PISA 2012. En este estudio, el modo de participación familiar que
influye más positivamente es el acompañamiento de los padres en la realización
de las actividades matemáticas de sus hijos, siendo nulo el efecto de la participación
directa de los padres en las actividades escolares, y negativo la asistencia a
las reuniones con los profesores convocadas a instancia del profesorado.
Obviamente, se
pueden extraer muchas e interesantes conclusiones de esos resultados. Sin embargo,
la más inquietante es la comprobación de la ineficacia del sistema de
participación familiar diseñado por la legislación educativa española desde la
aprobación de la LOGSE hasta hoy, basado en las asociaciones de padres y madres
y en los consejos escolares. No me atrevo a inferir si ese fracaso se debe a
que es un modelo obsoleto, o a la burocratización y politización de esas
asociaciones y consejos. En cualquier caso, creo que es necesario abrir un gran
debate sobre el tema si de verdad queremos mejorar la calidad de nuestro
deteriorado sistema educativo, ya que todos los expertos a nivel mundial
coinciden en afirmar que la colaboración entre la familia y la escuela es el
prerrequisito más fundamental para lograr esa mejora que tanto estamos necesitando.
La autora es psicóloga. luzrosaestrella@gmail.com
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