¿Cuál es el reto más grande de los padres de hoy?

La sociedad hoy en día pocas veces nos pone a valorar las prioridades de nuestra existencia como seres humanos, por eso tantas personas al final de cierta etapa de su vida se sienten fracasadas y arruinadas. Un dicho dice: “Aprendemos a ser hijos cuando somos padres, aprendemos a ser padres cuando somos abuelos y aprendemos a vivir cuando estamos muriendo; menos mal que aprendemos”.  En un mundo que circula a altas velocidades y nos crea necesidades que realmente no necesitamos, quien sufre el mayor perjuicio es la familia, más directamente, los hijos.

Los retos de los padres en la actualidad son muchos y muy variados, algunos mucho más complejos que otros, hay tanta distracción que pensamos que nuestros hijos son incapaces de controlarlas, y no nos damos cuenta que los padres a veces somos más marionetas del sistema que los hijos, pensamos que no se puede criar al niño sin el iPad, cuando en toda la historia de la humanidad no existía tal cosa, usted se crió sin una y no le hizo falta.

El reto más grande de un padre en la actualidad es dar amor, sin regalos, ni obediencia, es ir a jugar con su hijo a la cama y dar brincos, y hacer historias… Es tan difícil escucharlos con todas las cosas ridículas que dicen, de lo que ven en televisión, de las tonterías, de la inocencia. Es tan difícil vigilarlos, ¿No es suficiente con mantenerlos? ... encima hay que revisar la tarea, hablar con dulzura, repetir cien veces, pasearlos, porque ellos no entienden el cansancio de tanto trabajar.

A los hijos no les toca ser igual que los padres, pero no hay que sufrir por eso, es un gran reto para los padres entender la bendición que son los hijos, les cuesta asimilar que el fastidio no es el hijo, los padres llegan cansados a la casa a pagar con quien no tiene culpa. Sin saberlo decidimos esclavizarnos, no con un hijo, sino con nuestra actitud que es más fuerte que la queja del jefe, más pesada que el tráfico y más grande que el monto de las facturas.

Los padres nos olvidamos de Dios, que nos dice que lo más sagrado y fraterno que tenemos es nuestra familia, que nada que no sea Dios, está por encima de ella y que nuestros hijos nos los ha dado Él, por lo que no pueden ser un castigo, los convertimos en castigo cuando nos descuidamos de amar, cuando nos apresuramos, cuando nos deshumanizamos.

Los padres son más que amor, son compañía y consuelo, son y guía; tomar la familia y convertirla en el proyecto de vida es un importante reto de los padres, que luego será de los hijos, olvídese de ser el mejor contador, abogado, chofer, ingeniero, albañil, secretario, psicólogo, no luche por eso a costa de su familia, a la larga eso solo lo convertirá en buen empleado, que seguro también será buen divorciado/a, buen viejo o vieja y solitario. La familia tiene el reto de definirse a sí misma, de conocer lo que significa, de darse valor y fortaleza, de abrazarse, de sacudirse el odio y la violencia que promueven los medios.

El reto más grande de los padres es volver a amar, con delirio y consciencia, con respeto y confianza, con la mente y el alma. Es llenar de alegría su vida y la de sus hijos, vivir con ellos, leer con ellos, cantar con ellos, o sea, criar con hijos con amor, firmeza y límites.

“La familia está llamada a ser templo, a ser casa de oración: una oración sencilla, llena de esfuerzo y ternura. Una oración que se hace vida, para que toda la vida se convierta en oración.”    Juan Pablo II

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